sábado, 28 de julio de 2007


Gotas de lluvia en el cristal que refleja unas manos heladas,
y al fondo el verde difuso de un bosque de eucaliptos,
Y más lejos aún, el gris perlado de blanco por la furia del temporal

Siempre es igual

La misma lluvia, distinto amor

De nuevo un barco

Cualquiera

Meciéndome en el desasosiego
De un amor intranquilo

Las gotas golpean mi rostro, mis manos;
Como mis pensamientos esta mente envuelta en nubes de tormenta

La misma soledad que me persigue
Impertinente y terca

viernes, 27 de julio de 2007


Entre añoranzas y vacíos me debato en un mar de dudas saladas.

Un mar de algas de tristeza que se adhieren a mi cuerpo

en un abrazo húmedo como mis lágrimas.

Como en tiempos pasados, afloran en mi cabeza

las ideas confusas a borbotones.

Yo mientras, mantengo los ojos cerrados,

para no ver la nada que se cierne sobre mi.

Una nada blanca como las cumbres que me rodean.

Mejor volar si pudiera, lejos de los abismos del dolor

Y acercarme al sol para derretir la escarcha de un largo invierno,

Que una vez más atenaza mi cuerpo y mi alma.

Y al no poder vuelvo a escribir, pues es lo que me queda y me acompaña.

Como siempre ha sido, y siempre será.

miércoles, 25 de julio de 2007

martes, 24 de julio de 2007

Blackbird..... historia de una resureccion

BLACKBIRD, The Beattles, White Album (Hecho en Rishikesh, donde se vuelve a nacer...)


Blackbird singing in the dead of night
Take these broken wings and learn to fly
All your life
You were only waiting for this moment to arise
Blackbird singing in the dead of night
Take these sunken eyes and learn to see
All your life
You were only waiting for this moment to be free.

Blackbird fly, Blackbird fly
Into the light of the dark black night.

Blackbird fly, Blackbird fly
Into the light of the dark black night.

Blackbird singing in the dead of night
Take these broken wings and learn to fly
All your life
You were only waiting for this moment to arise
You were only waiting for this moment to arise
You were only waiting for this moment to arise

domingo, 15 de julio de 2007

CANTOS DE ARENA



Ante los ojos de mi memoria desfilan millones de imágenes, colores, y olores.

Esencia de tierras lejanas en el espacio corto del tiempo.
Kilómetros rendidos a mis pies reposan extenuados sobre el polvo del camino.

No quiero abrir los ojos, me niego, a una realidad que no es tal, y que no deseo.

Sólo quiero fundirme con el viento y la arena.

Allí donde las dunas son como sueños; profundas, cambiantes y sinuosas. Sueños plácidos, calientes, cuajados de estrellas que pueblan lo más oscuro del subconsciente.

Quiero palpar la blanca inmensidad del desierto lechoso. Donde ponerme de puntillas para poder tocar el cielo, que se confunde con la tierra, el mar, y la arena.

Anhelo respirar en los acantilados sobre los que embiste el mar con toda su rabia, escupiendo conchas, semillas marinas esparcidas por el desierto.

Otear llanuras sedientas de sombra. Mientras el viento rechina, afilando sus crueles colmillos sobre los ardientes pedregales.

Una visión que inunda mi mirada. Difumina mis miedos como sus contornos embriagando mi alma, que todavía allí vaga.

Quiero tararear el chapoteo de la lluvia sobre la arena cobriza, escuchar el tip top de las gotas replicando sobre la hojalata.

Verde agua que se difumina como musgo licuado en el sosiego de la sabana.

Quiero volver a respirar atardeceres. Suspirar al aire ardiente cuando se apresta a dormir, aunque hasta en la noche navega por las llanuras.

Soñar mientras las rectas se proyectan hacia el horizonte de lo infinito a una velocidad de vértigo. Y la realidad se cuartea como un espejo hecho añicos. Perspectivas ininterrumpidas se estiran ante la vista en el lugar donde hasta los charcos son serenos.

Conteniendo el aliento durante el eterno segundo en el que la tierra digiere al sol hasta la oscuridad de su estómago de adobe.

¡Qué no daría por volver a escuchar el latido de mi corazón vibrando al compás de una tormenta. Y sentir en medio de la noche húmeda el abrazo intenso de la vida!.

Sueño con volver a despertar allí donde una lengua de tierra se despereza sobre el mar, azuzada por el viento salvaje. Con amaneceres plagados de cangrejos sobre una playa casi infinita.

Girar y girar entre jirones de telas al viento, fantasmas de la arena, Hijas del Sol, habitantes de la sombra perpetua.

Y aquellos atardeceres divinos, escuchando un canto que hiela la sangre, sonido almizcleño que fluye como savia bendita por las calles dormidas.

¿Y tú?


***


Sahara; templo de almas del mundo.

Limbo de lo infinito.

Llanuras sin sombra.

Suelo y cielo al desnudo.

Un lugar dónde sólo mi yo se eleva vertical uniendo bóveda con tierra.

Sólo yo soy vertical

Morada de lo perpetuo, y hogar del viento.

Reino del Sol.

Desierto donde la muerte se pasea sesgada, neblinosa. Envuelta en su manto lechoso que oculta el sol.

Recorre los llanos, los valles, deleitándose en las formas picudas de los riscos, susurrando a la nada. Silbido aterrador.

Se arrastra por el asfalto que parte la tierra inerte cuajada de piedras rotas, horadadas por el tiempo.

El viento ondulante, sinuoso, araña y desgarra las dunas.

Se prende de los matojos, que aletean pidiendo auxilio.

Nada impide su camino, si acaso algunas hirientes gargantas, de puntiagudas aristas, que secas ya, rememoran ríos antiguos.

Y se arrastra, dejando atrás los polvorientos resquicios de un océano hace años ya muerto.

Pero cuajado de vida.

Y penetra en mis huesos envolviéndome con la cálida arena que levanta a su paso. Llenando la boca, el corazón de ella.

A veces blanca, otras rojiza como la teja.

O rosada como algunas ciudades que pueblan este mágico rincón del mundo, donde la vida parece un sueño en el que el tiempo se detuvo, enredado en la arena.

***

El olor a mimoso me reconforta.

El mar me devuelve la vida .

Reverdezco con el azul.
Con la brisa brillante que se lleva el polvo de nuevo al desierto.

Mis pensamientos vuelan bajito sobre la mar.
Rozando las olas con sus panzas sonrosadas.
Igual que hacen sobre las dunas, vagando como el viento.
Fluyendo como lluvia fresca. Como luna llena.

Y quisiera volar yo misma. Sentir mis pies despegar de esta arena sucia y llegar allí donde tiene cien nombres.
Allí donde es bendita.

Donde el sol se desploma sobre la nada.
Y las estrellas compiten por dejar su huella en la noche grandiosa.
Para después sentir el manto suave del alba deslizarse levemente de la curvatura del cielo para derrumbarse rendido al sol en la línea inexpugnable del horizonte.

Luego, más tarde, cielos límpidos cargados de magia, que producen escalofríos en las almas claras como la mañana.

***

El viaje ensancha el alma, y rompe principios y fines.

Hace que las penas viejas se disuelvan en atardeceres de oro.

Que las risas junto a la hoguera taponen grietas oscuras por las que se escapa la gaseosa materia de la felicidad.

Cada kilómetro que te separa de casa, te acerca a la realidad de otra vida.

Y sola se queda aquella que vive aletargada tendida a la puerta, en el felpudo, esperando salir a pasear.

Destapa conciencias, y el peligroso frasco de las esencias, y hace que desee con todas mis fuerzas seguir haciendo camino.

***

Sol de plata sobre la sabana.

Esfera tibia que surge reventando la sagrada línea del horizonte,
Y asciende llevando consigo el suave velo de la bruma mañanera.

Dulce plata argentina que baña la tierra recién bendecida.

Si, ayer llovió.
Como sucede a veces, inundando la llanura de vida y frescor.

Verde.
Agua.

Árboles retorcidos se recortan contra el naciente lavando su cara
en los charcos junto a sus raíces

Y allí enjuagué mis pies para limpiar el polvo del camino.